Se habla mucho de que ser muy joven puede llegar a ser un impedimento para que un equipo profesional alcance su meta. La supuesta falta de experiencia, que en Unionistas queda claro que no es el todo, se puede llegar a compensar con el buen hacer. De un tiempo a esta parte hemos acertado con cesiones de equipos de Primera con más beneficio que el que saca dos primitivas seguidas. José Salinas se salió en el lateral izquierdo así como Chapela fue un jugador de otra categoría. El año pasado le tocó el turno a Antonio Leal, que supuestamente venía a ser reserva, y que fue clave en un nuestro gran año. Y esta temporada estamos de enhorabuena con Javi Villar, del que se sospechaba ya algo por venir de la cantera del Real Madrid, cuando lo que nadie barruntó fue el nivel que está demostrando Carlos Giménez, actuando, además, en dos posiciones defensivas diferentes.
Está claro que los directores deportivos así como los entrenadores que llevamos en los últimos tres años han sacado oro de la mina de carbón que nos permite nuestro honroso presupuesto. Si uno entiende de fútbol sabrá que si queremos volver a disfrutar de Carlos Giménez en el Reina Sofía a partir de la próxima temporada sólo podrá ser cuando ascendamos a Primera y él nos visite una vez al año, salvo que se lo lleve el Chelsea y tengamos que meternos en Champions. Es impresionante lo bien que juega –ayer salvó un par de goles cantados–, jugador de otra categoría, y de sólo 19 años.
Con Javi Villar más de lo mismo. Aunque en algún momento de la temporada estuviera perdido –sobre todo cuando Ponz lo puso de central–, lleva semanas jugando de lujo, en donde más que un mediocampista defensivo parece el organizador de 33 años. Lo de ayer fue bestial: clase y efectividad. En esta terna de halagos a jóvenes cedidos, falta Asier Teijeira, que para mí es, sin duda, de los mejores de la plantilla si a calidad técnica nos referimos, pero que por las razones que Ponz considera, que seguramente serán las correctas, juega poco.
El partido de ayer en León consagró a ambos jugadores: a Giménez y a Villar. Si algún ojeador estuvo presente en el Reino de León –que seguro que los hubo– ha debido no ya cogerles la matricula, sino que seguramente hasta habrán llamado a Levante y Real Madrid para preguntarles que qué tal todo. Y el encuentro, como decía, muy Unionistas: casi ganamos, el único par de goles recibidos en 2024 han sido de penalti –y el de ayer no lo fue–, seguridad defensiva, algo de suerte –porque también hay que tenerla– y control de los partidos con y sin balón de un equipo que ya nunca pierde el norte. Y la noticia más curiosa: al fin un delantero nuestro mete el gol del encuentro. Y claro, tuvo que ser el recién incorporado, Etxaniz que, si no hubiera pecado de chupón, debía haberle dado la bola que envió fuera a un Álvaro Gómez, completamente solo, en carrera hacia la portería contraria camino del 1-2.
Lo que está claro es que la comunión oficina–plantilla–cuerpo técnico–afición está en el momento más álgido de la temporada. Y eso tendría que ser suficiente para asumir que ganar en casa del líder en El Toralín ni será pan comido ni tampoco imposible. Y más si de nuevo cientos de unionistas deciden pasar un sábado más de sus vidas en las muy culinarias tierras bercianas. Ojalá.

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