Si de verdad Unionistas quiere saber a qué sabe ser un serio candidato al ascenso ayer tuvo la posibilidad de padecerlo en sus propias carnes. Porque por el Reina Sofía pasó el mejor equipo desde que más o menos hace un año el mismo club nos sacará aún más los colores con un 0-3, que deberíamos agradecer que al menos esta vez fuera sólo un 0-2. Porque ni Ponferradina, ni Cultural, ni el Dépor, ni tantos otros que han pasado por nuestro estadio, dejan la impronta a superioridad manifiesta del equipo de Giráldez, que viendo cómo de mal juega el Celta de Primera, uno se pregunta cómo es posible que los Benítez, Aspas y demás sigan, en tantas ocasiones, deambulando por los estadios, a pique de irse a Segunda, con semejante equipazo filial, joven y barato, que juega como ni el Barça de Champions lo hizo contra nosotros en Copa del Rey. Sonará a tópico, pero si Giráldez entrenara al Bolton, Raúl Blanco jugará en el Udinese y Pablo Durán goleara en el Sporting de Portugal, hoy el club vigués estaría, entre otros muchos, sacando la chequera para traérselos a Balaídos.
La primera parte les contuvimos, sin prácticamente llegar a su área, pero al menos manteniendo el empate a cero, aunque dejándonos los minutos finales antes del descanso la advertencia de lo que ocurriría en la segunda mitad: cabalgadas continuas viguesas, pases al interior y tiros potentísimos siempre entre los tres palos, concretamente todo de lo que nosotros adolecemos. Por eso debe saber a milagro llegar con empate sin goles a la media parte, con Etxaniz desasistido y Losada en modo bucle desde hace ya demasiadas jornadas. Pero no nos olvidemos de algo. De algo que ahora mismo no es esencial pero que podría haberlo sido. A mediados de la primera mitad el trencilla no pitó dos penaltis contra nosotros tan claros como la suma de dos y dos. No entraré en detalles, pero al César lo que es del César.
Siendo justos, y si la Virgen se nos hubiera vuelto a aparecer como en Sestao y en parte, como en algunos momentos en Tarazona, hoy también podríamos haber empatado a cero. Pero habría sido a todas luces injusto, y sólo habría valido para alargar una racha que de tantos empates habría comenzado a oler a chamusquina. Sí, el primero gol de ellos nos lo metemos nosotros en nuestra portería. Pero debemos recordar que entre el larguero y Cacharrón hemos evitado algún que otro sonrojo.
Sobre el equipo que salió al césped, nos queda claro que Camus ha entrado en la maquinaría así como que no es notable en su juego, que Jordi Tur ayer sufrió como casi siempre, que Javi Villar acabará, a este paso, convirtiéndose en nuestros creador de juego, que a Álvaro Gómez se le volvieron a ver las mismas costuras que durante la primera vuelta del campeonato, y que Juan Serrano, que en realidad fue de los únicos que chutó a puerta, estaba muy perdido, en parte por su actuación –en realidad la de todos– y por Ponz, que lo va cambiando de sitio según le place. El frío, parece ser, tampoco le viene bien. Y dejo para el final una pregunta que se cuece en mi cabeza: entendiendo que Slavy no es del agrado de nuestro míster, ¿qué sentido tiene quedarnos sin referencia arriba durante muchos minutos para sacarle, ya con 0-2, a ocho minutos del final? ¿Algún periodista le hizo esta pregunta durante la rueda de prensa? Recuerdo que Slavy sigue siendo el máximo goleador de lo que va de temporada. Que al paso que vamos, espérate que no acabé siendo nuestro pichichi.
Pero retrocedamos un poco. Ayer todo comenzaba de cara: la Cultural empataba en casa contra el Tarazona, haciendo aún más bueno nuestro empate en tierras aragonesas, cuando el Arenteiro caía en su propio feudo. Pero no lo hemos aprovechado. Y ahora mismo seguimos, siendo justos, en una situación parecida a la del pasado fin de semana que simplemente habíamos exagerado todos porque no perdíamos en lo que iba de año: seguimos a 9 puntos del descenso, como a 9 del playoff, cuando la Copa del Rey está sólo a un punto. Eso sí, si somos sinceros, la caída de juego llegó en Tarazona, no ayer. Y antes de comenzar lo que ya sería una crisis de resultados, deberíamos resarcirnos en Lugo, ante un equipo que ya lleva tres entrenadores y cierta desidia entre su público, que cada vez acude en menor cantidad al Anxo Carro. Y porque si queremos estar más arriba hay que volver a ganar lejos de Salamanca para que esta derrota, al final, sea sólo anécdota.
Sí, nuestra meta sigue siendo salvar la categoría. Pero no dejemos de ilusionarnos: ayer perdimos contra un equipo que tranquilamente podría estar en Segunda división luchando por no descender. Y si se fijan, los de arriba siguen pinchando. Fe.

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